lunes, 28 de noviembre de 2011


LA VIDA SIMPLE. Queda claro que la sociedad actual busca la felicidad en las relaciones cotidianas. Poder charlar con los hijos, complicidad con la pareja, trabajar codo a codo con el compañero o pasear junto a los abuelos proporciona a corto, medio y largo plazo grandes dosis de felicidad. La tendencia social se dirige hacia el redescubrimiento de las vivencias más sencillas y naturales. "La vida feliz es la que está conforme con su naturaleza", está es la primera definición de felicidad, elaborada por Séneca (quien fue un filósofo romano conocido por sus obras de carácter moralista), y sustentada en una completa receta: salud del alma, energía, paciencia, magnanimidad, adaptación a las circunstancias y atención a las cosas que sirven para la vida pero sin dejarse deslumbrar por ellas. La ética. La dimensión moral del hombre es para filósofos como Kant inseparable de la felicidad. Fernando Savater asegura que "lo que diferencia a la ética de cualquier otra actitud decisoria es que representa lo que siempre está en nuestras manos". O sea, que la felicidad depende de cada uno. Abderramán III se decidió a contar los días que había sido feliz y no logró atesorar más de 20. Cada persona la experimenta de forma exclusiva y la predisposición para ser dichosos juega un papel determinante. Dicen los expertos que el enamoramiento -distinto a estar enamorado- es lo más similar a los estados transitorios de felicidad. Ese breve periodo de tiempo, en el que otra persona entra a saco en la propia vida provocando un estado de euforia incontenible que a la vez desencadena toda una revolución bioquímica en el cerebro, es felicidad en estado puro. Cuando se está radiante de alegría, entran en escena las endorfinas, sustancias con una estructura prima hermana de los opiáceos, que se fabrican en los núcleos del tallo cerebral y que pasadas por el escrutinio del electroencefalograma, se visualizan como ondas alfa. 
- ¿Podemos buscar, perseguir la felicidad?
¿Es felicidad ser conscientes de que somos felices? En el instante mismo en que somos conscientes de nuestra felicidad dejamos de ser felices, eso ya no es felicidad. La felicidad, de la misma forma que el amor, no son cosas que podamos perseguir, llegan. Pero si las buscamos, posiblemente, nos evadirán.
La mente y el pensamiento jamás pueden encontrar la felicidad. La felicidad no es, como lo es la sensación, una cosa que pueda perseguirse y encontrarse. La sensación podemos encontrarla una y otra vez, porque siempre la perdemos, pero la felicidad no puede ser encontrada. La felicidad que podamos recordar es tan sólo una sensación, una reacción a favor o en contra del presente. Lo que se ha terminado no es la felicidad, la experiencia de felicidad que se ha acabado es sensación, porque el recuerdo es pasado y el pasado es memoria y sensación. La felicidad no es sensación. Podemos recordarla pero no revivirla. La mente, con sus recuerdos y experiencias no puede ser feliz, el reconocimiento mismo impide el vivir el momento presente con toda la plenitud que necesita el ser feliz.
DROGA SALUDABLE,  lo que traducido significa que un profundo bienestar, una sensación de andar flotando y de insólita paz se apodera del afortunado. "Algo similar les sucede a los que consumen drogas tan peligrosas como la heroína y los opiáceos. Está demostrado que entre los que echan mano de este tipo de sustancias hay un importante número de alexitímicos (torpes a nivel afectivo, con dificultad para distinguir entre los sentimientos), pues les permite conectar con vivencias que no pueden ni imaginar", 

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